Biografía
“Mire compañero, para qué emprender recetas y teorías, para qué complicarse la vida con grandes problemas, cuando ahí –mire usted– tiene abierto el gran libro de la naturaleza para reflexionar, sentir y aprender”.
Pablo Burchard
Pablo Burchard Eggeling nació en Santiago el 4 de noviembre de 1875. Sus padres fueron inmigrantes alemanes que llegaron al país a mediados del siglo XIX. Abandonó tempranamente los estudios escolares y acompañó a su padre en su oficina de arquitectura, donde aprendió a dibujar. Años más tarde, ingresó a la Escuela de Bellas Artes, donde sus maestros fueron Cosme San Martín, Pedro Lira y Fernando Álvarez de Sotomayor. Sobre estos dos últimos, expresó: “Ninguna influencia apreciable dejaron en mi espíritu ambos maestros. Aprendí de ellos, es cierto, la práctica del oficio. Pero su visión pictórica nunca me satisfizo” (Armando Lira. Pablo Burchard. Santiago: Ediciones Instituto de Extensión de Artes Plásticas, Universidad de Chile, 1955, p. 9).
Acabada su formación, ejerció la docencia en una escuela secundaria de Talca y luego en el Liceo de Niñas N° 6 de Santiago, como profesor de dibujo. Asumió la dirección de la Escuela de Bellas Artes en 1932, cargo que abandonó en 1935, conservando su cátedra de pintura hasta 1959. Armando Lira, uno de sus discípulos, describió así su legado como profesor:
“Enseña a ver e interpretar los elementos objetivos en forma pictórica: el juego de las luces, los contrastes del colorido, el arabesco del dibujo, la organización del cuadro. Pero, por sobre todas las cosas este maestro, mediante su aguda observación, hace sentir la poesía serena del paisaje” (Pablo Burchard, op. cit., p. 14).
Con respecto a su obra, Burchard desarrolló un lenguaje plástico austero, libre de sofisticaciones conceptuales, experimentaciones técnicas y discursos literarios o políticos. A decir de Enrique Lihn, “El problema que Pablo Burchard se plantea en materia de composición es el de equilibrar el mínimo de elementos en el máximo de espacio”. Sus motivos son sobrios y le sirven para ir afinando progresivamente la técnica, depurando el uso del color, el tratamiento de la luz. Amante de la naturaleza y cultivador de la pintura de paisaje, sintió por los árboles la misma veneración que Valenzuela Llanos, protagonistas de muchas de sus obras. Célebres son sus escenas del Parque Forestal, lugar que frecuentaba a diario, camino a su trabajo en la Escuela.
Burchard vivió durante uno de los períodos más agitados de las artes visuales en Occidente, en medio de la irrupción de movimientos y escuelas que se proponían poner fin a la tradición académica y abrir nuevos caminos para el arte. Conoció sus postulados y compartió con fervorosos partidarios de una y otra vanguardia, pero sin suscribir a ninguna. Consciente de la autonomía del arte y del valor único de su lenguaje expresivo, promovió desde su cátedra y su obra la exploración sistemática de la naturaleza y el ser humano.
Murió en Santiago el día 13 de julio de 1964.
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